Las lucernas de Begastri

Autores/as

  • Manuel Amante Sánchez

Resumen

Entre la producción cerámica del mundo antiguo se encuentran unas piezas que destacan por su función y belleza, nos referimos a las lucernas. Hasta obtener su forma definitiva, las lucernas sufrieron una larga evolución que podemos remontar a la prehistoria, donde se fabricaban en hueso o piedra, obteniendo ejemplares tan bellos como la conocida lámpara decorada de La Mouthel, y usando como combustible la grasa animal. Con la aparición de la agricultura y la cerámica en la cuenca mediterránea, las lámparas sufrirán una transformación total. Será ahora el barro la materia prima para su construcción y el aceite de los olivos mediterráneos el combustible ideal para su funcionamiento. Las más antiguas, fabricadas a mano o a torno, son recipientes llanos, abiertos en forma de escudilla. Con el tiempo se les añadirá una especie de pico pellizcando la pasta con los dedos; y en ocasiones estos picos son más de uno.

Siguiendo su evolución, más adelante, las lámparas presentarán un cuerpo circular, pico, asa y el inicio de una orla realizada de manera sencilla, introduciendo hacia el interior del cuerpo los bordes de la pieza. Sobre este modelo surgirá primero la lucerna helenística, cuyas características son: su alto pie, pasta ligera y fina, así como un gran reservorio prácticamente cerrado; y posteriormente, la romana, con unas claras diferencias. Será a partir del siglo II a.d.C., cuando con el empleo generalizado de moldes5, se podrán fabricar en cantidades que favorecerán su exportación a todo el mundo conocido.

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Publicado
24-05-1984
Cómo citar
Amante Sánchez, M. (1984). Las lucernas de Begastri. Antigüedad y Cristianismo, (1), 131–138. Recuperado a partir de https://revistas.um.es/ayc/article/view/49891
Número
Sección
Artículo

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