Capital ficticio y sociedad digital. Llamada a contribuciones.

16-05-2023

La Revista de Estudios Globales. Análisis Histórico y Cambio Social tiene previsto publicar en enero de 2024 un número monográfico dedicado a analizar las causas y consecuencia de la expansión de la financiarización y su potencial relación bidireccional con la digitalización de nuestras sociedades.

Por financiarización entendemos, por una parte, la expansión de los llamados mercados financieros tout court: stock market, bond market, money market. Particularmente dinámico es este último, cuyas múltiples y reinventadas formas son difíciles de seguir y entender no ya solo para el profano, sino para las mismas autoridades supuestamente llamadas a su supervisión y control y, fuera de su concreto ámbito de actuación, para los mismos prácticos, de modo que las crisis pasadas aparecieron, y las futuras aparecerán, siempre como sorpresas, casi siempre precedidas por anuncios ostentosos de “ignorante” confianza en la “solidez” de los mercados financieros, basadas en “pruebas de stress” y monitorización de indicadores supuestamente “predictivos” pero que miden, en la realidad, variables irrelevantes. La comprensión de la “estructura industrial” (Ho, Hortaçsu, & Lizzeri, 2021) y los flujos de liquidez, riesgos, garantías y pagos que circulan en los mercados financieros cada día de cada año es ciertamente superficial.

Por otra parte, entendemos la captura, bajo la forma de deuda (monetaria) de cada vez más relaciones sociales (transacciones sociales privadas), captura que, a su vez, contribuye a la expansión de la intermediación de los mercados financieros, i.e. sobre los alimentos (Russell, 2022), la vivienda o la propiedad intelectual, software y farmacia entre otros, de cuya eficiencia en perspectiva de bien común, caben más que dudas razonables. Utopía para algunos (Posner, 2018), distopía para la mayor parte del gran público. 

Cada vez más es evidente que el neoliberalismo y la financiarización no pueden disociarse. En este sentido, más que una desregulación de los mercados, los regímenes neoliberales cabe definirlos por las específicas políticas reguladoras con las que -en varios ciclos- han dado forma a los mercados, con el apoyo incondicional de las autoridades públicas.

Uno de los ejes fundamentales -no el único- de esas regulaciones ha venido de los bancos centrales que han acabado por imponer su “infraestructural power” (Wansleben, 2022) al conjunto de los actores sociales y políticos y han vuelto altamente irrelevante lo que los gobiernos democráticamente elegidos pueden hacer dentro del marco así definido. Las cadenas de causalidad pueden ser extendidas a la expansión de la globalización, con la liberalización de los movimientos de capitales y la consolidación fiscal asociada, así como la libre circulación de mercancías, que no solo ha contribuido decisivamente a la destrucción de la capacidad de negociación de los sindicatos en los estados del G7, sino que, al extender las cadenas de suministro, contribuye al crecimiento exponencial del capital financiero. También parece cada vez más clara la relación entre estos movimientos en el centro del sistema capitalista con la inicial expansión de ciertas economías del Sur global, así como con su aparentemente estancamiento en lo que se ha nombrado como trampa del ingreso medio (“medium income trap”), e incluso con la llamada “enfermedad holandesa” (“dutch disease”), que probablemente se entiende y explica mejor si se encuadra en una lógica de expansión de la soberanía imperial apalancada sobre la moneda y el derecho  (Pistor, 2019;2020)

Todo parece indicar, a tenor del balance global, que todas esas políticas han actuado como “motor de desigualdad” (“engine of inequality”) a escala planetaria, han creado “sociedades endeudadas” (“indebted societies”) (Wiedemann, 2021) y están induciendo no ya la imposibilidad del llamado “crecimiento sostenible”, es decir, el que tiene en cuenta la imprescindible reducción del impacto ambiental[i], sino un estancamiento del crecimiento de la productividad, además de un reparto de ese crecimiento extraordinariamente desigual, la proliferación de rentistas, el retorno de la inflación y el estancamiento global. Todo lo cual parece conducir a un retroceso, sin paliativos, de los derechos humanos (Balakrishnan, Heintz, & Elson, 2016).

La emergencia de sujetos políticos que desafíen radicalmente tanto las bases como los efectos distributivos de esas políticas es más incierta, si bien es posible identificar un malestar “difuso” creciente y “ausencia de confianza en el futuro” (como por otra parte, muestran los datos demográficos objetivos, no explicables por ninguna hipótesis de continuidad de las llamadas “transiciones demográficas”). Por otra parte, lo que sí parece cada vez más notorio es la emergencia de poderosas fuerzas que pretende salirse de la lógica unipolar de la globalización (i.e. bi-globalización impulsada desde China) y de la financiarización dependiente del US$.

La digitalización de las sociedades, por su parte, que es, junto con la “economía verde”[ii], el gran reclamo del pretendido nuevo ciclo de acumulación presenta muchas dimensiones relevantes, que no son consecuentes con su pretendida instrumentalidad en el incremento de la productividad y su presunta propuesta de valor de interés general. Entre otras -aparte de la brecha digital misma- sin pretensión de exhaustividad, se pueden citar, la aceleración de la velocidad de intercambio de los mercados financieros, con los consecuentes riesgos de colapso propios de la naturaleza lábil (“animal spirit”) de las expectativas; la incorporación de servicios hasta ahora ajenos a la asalarización debido a las oportunidades de control tanto del cliente como del desempeño de la fuerza de trabajo en entornos dispersos en el territorio, lo que conduce a la destrucción, aún mayor si cabe, del poder de mercado de la fuerza de trabajo; el uso de las tecnologías digitales no solamente como herramienta de control del desempeño (neofordismo), especialmente en los servicios, sino también como herramienta de control policial[iii] para impedir la sindicalización (Rogers, 2023); la supuesta eliminación de empleos por la nueva ola de la “inteligencia artificial”; el control extraterritorial de la moneda, los bienes y servicios que amenazan directamente la soberanía (como ponen de manifiesto las sanciones); la opacidad de la discriminación embebida en los algoritmos que vuelve ilusorio el ejercicio del derecho de igualdad ante la ley; la olvidada promesa de la libertad de comunicación (parresia e isegoría); la “plataformización” de las transacciones de comercio electrónico y, eventualmente del mercado de trabajo, con sus asimetrías constitutivas y “enablers” de la oligarquización de la economía y la sociedad; y, no menor, la potencial expansión del “panopticon”  a todas y cada una de las transacciones económicas con la llamada “moneda digital” (“digital currencies”[iv]) (Iversen & Rehm, 2022).

Integradas todas estas dimensiones, es posible deducir que estamos abocados a un ciclo de turbulencias e inestabilidad con inciertas configuraciones, inciertas respuestas de los diferentes actores políticos, no solo de los que actúan en los mercados financieros, y aún más inciertas consecuencias en los derechos y el bienestar de las poblaciones. En este sentido, la REG aceptará aquellas contribuciones que arrojen luz desde cualquier punto de vista teórico, enfoque metodológico y disciplina académica, sobre cómo hemos llegado hasta este momento histórico, sobre la identificación de los agentes y fuerzas subyacentes que lo sostienen, las que lo minan, así como las más probables evoluciones, de entre todas las posibles, serán positivamente acogidas en este monográfico.

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[i] Asumiendo que algo así sea posible, asunción cuestionada con poderosos argumentos, por los defensores de las tesis del decrecimiento, que sostienen que esa afirmación es una “contradictio in terminis”, un oxímoron.

 

[ii] Y eventualmente, en el caso de economía verde, de la creación de una nueva gran burbuja de deuda. Menos claro es qué impacto distributivo, si hubiese alguno, tendría la riqueza creada en este nuevo ciclo de acumulación.

 

[iii] Actividad que en otros tiempos requería el concurso de “agentes de inteligencia” bajo diversas apariencias.

 

[iv] No confundir con las criptomonedas, con las cuales eventualmente pueden compartir ciertas tecnologías. Las criptomonedas, basadas en teorías absurdas de la moneda (finitud y escasez), han sido objeto de una importante burbuja especulativa, propia de los tiempos digitales. 

 

Referencias citadas

Balakrishnan, R., Heintz, J., & Elson, D. (2016). Economic Policy for Social Justice. Taylor & Francis Group.

Ho, K., Hortaçsu, A., & Lizzeri, A. (Edits.). (2021). Handbook of Industrial Organization; Volume 5, Issue 1,. North-Holland / Elsevier.

Iversen, T., & Rehm, P. (2022). Big Data and the Welfare State. Cambridge University Press.

Pistor, K. (June de 2019). Code of Capital. Princeton Univers. Press. Obtenido de https://www.ebook.de/de/product/34805125/katharina_pistor_code_of_capital.html

Pistor, K. (2020). Rule by Data: The End of Markets? LAW & CONTEMP. PROBS.101.

Posner, E. A. (2018). Radical markets.

Rogers, B. (2023). Data and Democracy at Work. MIT Press.

Russell, R. (2022). Price Wars How the Commodities Markets Made Our Chaotic World. Knopf Doubleday Publishing Group.

Wansleben, L. (2022). Rise of Central Banks. Harvard University Press.

Wiedemann, A. (2021). Indebted Societies. University of Cambridge ESOL Examinations.