Creación continua: «El abandono de toda certeza»
Resumo
Resumen: La doctrina conocida como «unidad del ser» tiene, en Ibn ʿArabī, su contrapunto en la visión dinámica de la creación continua o nueva creación, la cual postula que el cosmos, y todo cuanto contiene, es creado y recreado sin cesar a cada instante. Se trata de una visión caleidoscópica de la existencia que se enmarca dentro de lo que se ha dado en llamar «filosofías del acto», y más concretamente del acto creador divino, que contrastan poderosamente con las denominadas filosofías del ser, representadas por el pensamiento helénico y su concepción del ser como un principio inmutable. Revisaremos los antecedentes históricos de esta doctrina, tanto fuera como dentro del marco cultural del islam, y también las razones que la justifican, como, por ejemplo, el origen, en los nombres divinos, de los cambios que se producen en el exterior y el interior del ser humano o la indigencia ontológica de todo lo creado, que obliga a que su existencia se vea renovada de continuo por medio del Aliento del Todo-Misericordioso. De esta concepción dinámica de la realidad, en la que se precisa la intervención directa de la misericordia divina para el mantenimiento del mundo, se derivan diferentes consecuencias, como la insustancialidad, la inconsistencia y el carácter imaginal de las cosas que consideramos sólidas, el movimiento incesante de todo cuanto existe y la trascendencia de nuestra concepción habitual de la ley de causa y efecto. Por otro lado, el término «creación» es sinónimo de «teofanía» o manifestación divina. A pesar de las manifestaciones teofánicas son infinitas, todas ellas son irrepetibles. Además de otros textos, Ibn ʿArabī dedica gran parte del capítulo 12 de Los engarces de las sabidurías al tema que nos ocupa, vinculando la nueva creación a las fluctuaciones experimentadas por el corazón, las manifestaciones teofánicas y la pluralidad de las creencias que, acerca de la realidad, albergamos los seres humanos. La imaginación desempeña un papel crucial en esta perspectiva vertiginosa de la existencia, en la que ninguna realidad está, por así decirlo, plenamente cerrada o constituida. La facultad de la imaginación, tan importante en la cosmovisión akbarí, también es el principal intérprete de los signos que Dios ha diseminado en el exterior y el interior del ser humano, signos que siempre remiten al divino acto creador. La función suprema de la imaginación es hacer del mundo y de nosotros mismos un lugar de revelación teofánica, es decir, llevarnos a descubrir la presencia divina en todos los seres. Para ello, el sabio debe aplicar el doble ojo que contempla, al unísono, lo absoluto y lo relativo, la luz y la oscuridad, la unidad y la multiplicidad. La doctrina de la nueva creación nos presenta, en suma, una visión abierta de la realidad que nos asegura que no estamos condenados a repetir nuestro pasado y de que siempre tenemos la posibilidad de reconocer la irrupción continua de lo «radicalmente nuevo» en nuestra historia social y personal. La nueva creación también evoca la idea de que el mundo y las vidas de los seres humanos son una obra inconclusa. Corresponde, pues, a cada uno de nosotros, y en la medida de las posibilidades de nuestra imaginación creadora, darle el desenlace final.
Palabras clave: nueva creación, filosofías del acto, ser, aliento del Todo-Misericordioso, cambio, indigencia ontológica, imaginación creadora.
Abstract: In Ibn ʿArabī, the doctrine known as “unity of being” has his counterpart in the dynamic view of the continuous creation or new creation, which postulates that the universe and all it contains is created and recreated constantly to each instant. It is a kaleidoscopic view of life that is part of what has been called “philosophies of the act”, and more specifically of the divine creative act, which contrast strongly with the so-called philosophies of being, represented by the Greek thought and his conception of the being as an immutable principle. We will review the historical background of this doctrine, both outside and within the cultural framework of Islam, and the underlying reasons for it, like its origin in the divine names, the changes that occur on the outside and the inside the human being or the ontological indigence of all creation, which requires that its existence needs be continuously renewed by the breath of the All-Merciful. This dynamic conception of reality, which needs the direct intervention of divine mercy for the maintenance of world, has also different consequences: insubstantiality, inconsistency and imaginal character of things we consider as solid, the movement relentless of all that exists and the transcendence of our usual conception of the law of cause and effect. The doctrine of the new creation presents us, in short, an open view of reality that assures us that we are not doomed to repeat our past, and we always have the possibility of recognizing the continuing emergence of the “radically new” in our history social and personal. The new creation also evokes the idea that the world and the lives of human beings are a work in progress. Therefore, it is up to each of us, and to the extent of our creative imagination, gives it the final outcome.
Keywords: new creation, philosophies of the act, being, breath of the All-Merciful, change, ontological indigence, creative imagination.