EL NIETZSCHE APOLÍTICO DE COLLI Y MONTINARI

Autores/as

  • Sandro Barbera

Resumen

No cabe duda de que hasta un cierto momento de su actividad tanto Giorgio Colli como Mazzino Montinari vieron en la edición crítica que realizaban un instrumento privilegiado, aunque no exclusivo, para librar a Nietzsche de las interpretaciones que distorsionaban gravemente su obra. Más adelante Montinari tuvo que admitir, con una consideración más realista de la consistencia y del papel de las ideologías, que los viejos y nuevos nietzscheanos, por execrable que fuera su ejercicio, tenían legitimidad como expresión de necesidades históricas, las cuales no se desvanecían con el simple ejercicio de la crítica histórico-filológica. En el último periodo de su actividad llegó a decir que si los lectores deseaban facilitarse las cosas con las ediciones de la Voluntad de poder publicadas al inicio del siglo XX por el Archivo Nietzsche, en lugar de leer en su orden cronológico la totalidad de los Fragmentos póstumos, como permitía hacerlo la edición crítica, no había nada que les pudiera hacer abandonar esa preferencia. Por su parte Colli consideraba concluida la «acción Nietzsche»: la función prioritaria que le había asignado desde 1948 en su obra La natura ama nascondersi dedicada al pensamiento de los presocráticos, es decir el haber abierto un camino a una nueva comprensión del mundo helénico, por tortuoso, imperfecto y discutido que fuese, podía considerarse agotada; el trabajo sobre Nietzsche debía dejar paso a una presentación directa de los griegos, con los fragmentos y testimonios de los presocráticos ordenados en La sapienza greca, y con la reanudación del proyecto, aparcado hacía tiempo, de una Enciclopedia del mondo antico.

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