LOS ÁNGELES NO SUEÑAN
Resumo
Ante un mundo «desangelado» como es el nuestro, cobran especial importancia las visiones no sólo espirituales, como puedan ser el cristianismo o el islam, sino también psicológicas, como la psicología junguiana, que tratan de restituir la sacralidad del mundo a su justo lugar. Tanto Ibn ʿArabī como Sohravardī son grandes exponentes tradicionales de la dimensión angelical de la existencia, siguiendo los lineamientos instaurados por el Corán de que la creencia en los ángeles constituye un principio irrenunciable de la fe musulmana. El ángel es el mensajero de lo invisible o «hermeneuta del silencio divino». No sólo es portador de la palabra divina, como en el caso de Gabriel anunciándose a María o revelando el Corán a Muhammad, sino que la misma palabra es un ángel que se hace carne cuando hablamos, lo cual entronca de pleno con la ciencia de las letras (ʿilm al-ḥurūf), propia del sufismo, donde cada letra es considerada un ángel. El idioma de los ángeles también es sinónimo del célebre y misterioso «lenguaje de los pájaros», dominado por el profeta Salomón. Este idioma original, este lenguaje de los pájaros, es el que permite, según la tradición bíblica, que Adán asigne nombre a cada cosa y también el que lo lleva a entablar un fructífero diálogo con todo lo que le rodea, ya sea mineral, vegetal o animal. La nostalgia del Edén –escribe el poeta José Ángel Valente– es el deseo de reconstruir ese lenguaje primigenio en la situación de no-dualidad del paraíso, en el que las palabras eran cosas y las cosas palabras. Existen, según el islam, distintas categorías de ángeles, cumpliendo diferentes funciones, desde la Revelación, hasta cuidar de la lluvia, las plantas y otros seres y regir los movimientos planetarios o el desarrollo del feto, etcétera. A pesar de lo anterior, Ibn ʿArabī también nos dice que el ser humano perfecto (al-insān al-kāmil) tiene una posición preponderante sobre los ángeles, puesto que es acreedor de todos los nombres divinos, tanto los de rigor como los de misericordia, mientras que los ángeles tienen un predominio limitado sobre estos nombres. Es por eso que Dios ordena a los ángeles que se postren ante esa criatura paradójica y magnífica que es el ser humano primordial, quien a diferencia de ellos es un ser completo que puede mostrar una aproximación más integral a la naturaleza de la realidad.
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Referências
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