"La vida es sueño": Los misterios del cine divino en Ibn ‘Arabī
Resumen
Somos las abejas de lo invisible. Locos de amor, buscamos la miel de lo visible, para almacenarla en la gran colmena de lo Invisible.
Rainer Maria Rilke
Para Ibn ‘Arabī, como para Platón y Dante (o Calderón), la vida terrenal y la existencia son esencialmente un sueño divino”: un drama cinematográfico singular, constante, eternamente compenetrador, profundamente significativo y, en última instancia, transformador. Esa “obra de teatro” cósmica, ese espectáculo de teatro de sombras cuyos significados y misterios debe descubrir gradualmente cada uno de nosotros a través de todos nuestros papeles, improvisados de forma apresurada, como público, autor, lector, actor e incluso crítico.
Este artículo se centra en varios pasajes clave traducidos por primera vez, procedentes del último volumen de Las iluminaciones de La Meca, la inmensa obra del maestro murciano. Es nuestra intención subrayar algunos de los elementos clave del proceso universal de realización espiritual, dentro del cual cada ser humano evoluciona de forma gradual desde la percepción de esta obra de teatro de sombras que tiene lugar en términos mundanos rigurosamente limitados, hasta el reconocimiento cada vez más profundo de su intención y realización, como una aventura compartida y sin fin de descubrimiento divino-humano. Con el fin de proporcionar un marco metafísico básico para estas ideas, de una forma más aguda y práctica, he comenzado aquí con una selección de fragmentos, más conocidos, del capítulo fundacional (63), dedicado a resumir nuestra relación humana con esta obra de teatro que es nuestra existencia (terrenal y póstuma), concebida como un cósmico “Imaginar” (ḫayāl) divino, dentro del cual nosotros y nuestros mundos familiares somos el objeto soñado, pero también de numerosas y variadas formas soñadores activos.
Dado el contexto más amplio en el que tiene lugar esta contribución, es decir, el de un festival de cine, mi intención original era la de exponer las conexiones más evidentes entre las enseñanzas y observaciones de Ibn ‘Arabī y determinados ejemplos cinematográficos que pudieran ilustrar esos cortos pasajes. Sin embargo, a causa, por un lado, del tiempo que esto requeriría, y por otro, de la necesidad de explicar claramente cada uno de los ejemplos escogidos, debo pedirles que simplemente consideren los pertinentes ejemplos que inevitablemente nos vendrán a la cabeza.