¿Soplan vientos de cambios universitarios?

 

Francisco Michavila
Catedrático y Director de la Cátedra UNESCO de Gestión y Política Universitaria de la Universidad Politécnica de Madrid.

 

La aprobación de la Ley de Reforma Universitaria, en 1983, significó el punto de partida para una transformación sustancial en muchos aspectos de la universidad española. Respondía a una necesidades muy propias de aquel momento histórico en nuestro país, que varios intentos legislativos de los últimos años de la década anterior y los primeros ochenta habían pretendido también abordar, pero sin éxito. Pero la falta de libertades y las circunstancias políticas de España hasta el final de la dictadura hicieron nacer tarde la LRU. Cuando las ansias de democracia y de participación que recorrieron los campus de todos los países occidentales durante la segunda mitad de los años sesenta, en nuestro país no había un cauce normal de acogida de deseos similares ni en las estructuras ni en legislación universitaria. La adopción de iniciativas para adecuar las instituciones y su gestión a aquellas demandas, como ocurrió en Francia o en Holanda, aquí no fueron posibles y los tímidos intentos que, pese a todo, surgieron en la época fracasaron, o fueron reprimidos.

Este retraso ha quedado subyacente, y ha hecho que en los primeros años de la presente década, el sistema universitario español -y cada una de sus universidades- ha continuado desarrollando aspectos particulares de la reforma de 1983, mientras que en otros países se han propuesto modificaciones sustanciales, en especial en el gobierno y la gestión de sus universidades.. Así ha ocurrido en Holanda con la aprobación en 1997 del MUB (ley para la modernización del gobierno universitario), en Dinamarca que en 1993 promulgó una nueva ley sobre la gobernación universitaria, en Suecia cuya Higher Education Act de 1997 regula las relaciones entre la Administración y las instituciones con criterios mucho más flexibles, en Alemania, donde un Eckwetepaper propició un nuevo sistema de financiación y una gestión más profesionalizada, y que a partir de 1997 ha desarrollado un nuevo marco legislativo más preocupado de criterios de eficiencia y evaluación de resultados, en Austria con su reforma de la gestión de 1993, etc.

Este interés de muchos países por el gobierno y la gestión de las universidades reside en tres razones principales:

En España, en nuestros días, se dan varias circunstancias que aconsejan un profundo debate, a raíz del cual se generen acciones concretas de política universitaria. Son las siguientes:

El debate que conduzca a las actuaciones, reclamadas en muchos ámbitos, de política universitaria debe enfocarse a la luz de la convergencia de la educación superior española con la europea. Además, la universidad no sólo debe amoldarse a las demandas sociales sino que ha de prevenirlas y orientarlas para el mejor desarrollo personal y social de los ciudadanos.

Pertenecemos al selecto club de países que poseen una educación superior más adelantada. España puede sentirse partícipe sin complejos –lo cual es un gigantesco avance respecto de nuestra situación hace 20 años- de ese grupo de países. Sin embargo, en muchos temas (evaluación de la calidad, sistemas de gobierno, desarrollo de la autonomía, altura de la investigación...) seguimos siendo inferiores a algunos países de Europa. Es imprescindible que se aborden cambios sustanciales en nuestro sistema para satisfacer mejor las demandas emergentes de la social actual, para aproximarnos a aquellos países vecinos que aún nos preceden y para adelantarnos a los grandes cambios que se avecinan.

Para afrontar estos cambios el sistema universitario español tiene, junto con reconocidas fortalezas, algunos puntos débiles ante los que se debe actuar:

Los responsables académicos y políticos de la universidad han de dar respuesta a unas exigencias específicas de la nueva sociedad del conocimiento, mediante principios de actuación innovadores que consideren los condicionantes siguientes:

Es preciso dar un paso más y comprometerse en la propuesta de estrategias conducente al cumplimiento de estos objetivos. Las que pueden considerarse más importantes son las siguientes:

Tras varios años de inacción, de verdad ¿soplan vientos de cambios universitarios?