AREAS Revista Internacional de Ciencias Sociales, 48/2025 “Migraciones y reproducción social”, pp. 165-184. DOI: https://doi.org/10.6018/areas.630431
Entre la movilidad laboral y la familia: una vieja disyuntiva para las personas inmigrantes a su llegada a España
Alberto del Rey Poveda, Universidad de Salamanca
Rafael Grande, Universidad de Málaga
Resumen
El objetivo de este trabajo es analizar las interferencias entre el proceso de formación familiar y la participación laboral entre los hombres y mujeres inmigrantes en España. Esta población enfrenta en el país de destino dos situaciones contrapuestas: por un lado, el deseo de tener los hijos que postergaron debido al proceso migratorio, y por otro, la necesidad de trabajar, dado que su principal motivo para migrar fue de índole económico. Para ello se utilizan datos de la Encuesta Nacional de Inmigración 2007 y se aplican modelos multivariables, siendo las variables dependientes el nacimiento del primer hijo tras el proceso migratorio y la movilidad laboral tras su primer empleo en España. Los resultados revelan que en los hombres prevalece su trayectoria laboral sobre la vida familiar, mientras que las mujeres adoptan el enfoque opuesto. Para los hombres, los únicos resultados significativos son que tener un hijo reduce la probabilidad de dejar de trabajar y que el desempleo reduce la probabilidad de tener hijos. Para las mujeres, la trayectoria familiar incide claramente en el empleo y, a diferencia de los hombres, no haber trabajado nunca aumenta la probabilidad de tener hijos. Por último, cabe destacar la escasa importancia de la movilidad laboral dentro del mercado de trabajo para la fecundidad de la población migrante.
Palabras clave: inmigración; fecundidad; movilidad laboral; interferencias familia-trabajo; España.
Between labor mobility and family: a long-standing trade-off for immigrants on arrival in Spain
Abstract
The aim of this paper is to analyze the interferences between family formation and labor participation among immigrant men and women in Spain. This population faces two opposing situations in the country of destination: on the one hand, the desire to have the children they postponed due to the migration process, and on the other hand, the need to work, given that their main reason for migrating was economic. For this purpose, data from the 2007 National Immigration Survey are used and multivariate models are applied, with the dependent variables being the birth of the first child after the migration process and labor mobility after their first job in Spain. The results reveal that men’s professional careers take precedence over family life, while women adopt the opposite approach. For men, the only significant results are that having a child reduces the probability of stopping working and that unemployment reduces the probability of having children. For women, the family trajectory clearly has an impact on employment and, unlike men, never having worked increases the probability of having children. Finally, it is worth noting the limited importance of labor mobility within the labor market for the fertility of the migrant population.
Key words: immigration; fertility; occupational mobility; work-family balance; Spain.
Fecha de recepción del original: 23 de septiembre de 2024; version final: 23 de abril de 2025.
- Alberto del Rey Poveda, Universidad de Salamanca. E-mail: adelrey@usal.es; ORCID ID: https://orcid.org/0000-0002-4262-5557.
- Rafael Grande, Universidad de Málaga. E-mail: rgrande@uma.es; ORCID ID: https://orcid.org/0000-0001-5108-1478.
Entre la movilidad laboral y la familia: una vieja disyuntiva para las personas inmigrantes a su llegada a España1
Alberto del Rey Poveda, Universidad de Salamanca
Rafael Grande, Universidad de Málaga
1. Introducción
El objetivo de este trabajo es analizar la interferencia entre el proceso de formación familiar y la trayectoria laboral tanto para hombres como para mujeres inmigrantes: por un lado, exploramos el efecto que la trayectoria laboral tiene sobre la formación de la familia; y, por otro lado, analizamos el efecto que la formación de la familia tiene sobre la trayectoria laboral. Estudiar la relación entre trabajo y familia tiene una larga tradición en las ciencias sociales, en general, y en la sociología, en particular. La distribución del tiempo o la primacía entre el trabajo y la vida familiar entre hombres y mujeres nos permite definir distintos tipos de familias y de sociedades.
La mayor parte de los trabajos que intentan medir la relación entre el proceso de formación familiar y la participación laboral se han centrado fundamentalmente en las mujeres. Esto se debe a la concepción tradicional de la familia, en la que el hombre tiene como su principal responsabilidad proveer los recursos económicos, mientras que la mujer la crianza de los hijos y el cuidado de la familia son sus principales responsabilidades. Esta concepción ha llevado a que la mayor parte de encuestas e investigaciones se hayan enfocado únicamente en las mujeres. En este contexto, la participación laboral de la mujer se produce solo cuando sus responsabilidades familiares lo permiten, de ahí que las solteras o las mujeres sin hijos tengan una mayor participación laboral que aquellas mujeres casadas o con hijos (Kahn y Whittington, 1996; Greenlees y Saenz, 1999; England et al., 2004; Donato et al., 2014; Flippen, 2014 y 2016; Florian, 2018), y por otro lado, las mujeres trabajadoras tienden a retrasar y/o reducir la formación de la familia (Bernhardt, 1993; Budig, 2003; del Rey et al., 2022). En el caso de los hombres, la formación familiar no suele afectar su participación laboral (Bielby y Bielby, 1989). Sin embargo, algunos trabajos subrayan la importancia de la situación laboral en el proceso de formación familiar, bien porque tener hijos está asociado en los hombres a trabajar más asumiendo el modelo del «buen proveedor» (Bernard, 1981; Maron y Meulders, 2008), o bien porque la falta de empleo o empleos inestables en el hombre suelen retrasar el nacimiento de los hijos (Liefbroer y Corijn, 1999; Kravdal, 2002).
En el campo de las migraciones son aún menos los estudios que analizan esta posible interferencia entre familia y empleo. Algunos estudios clásicos como Dunleep (1998) o Long (1980) señalan el acomodo de la participación laboral de la mujer migrante a las necesidades económicas de la familia. Sin embargo, la migración femenina ha ido adquiriendo mayor protagonismo, y no se trata de una migración de compañía, sino como actor socioeconómico relevante, siendo pionera en muchos procesos migratorios y con un proyecto propio. De ahí la importancia de seguir investigando la interferencia entre la familia y el trabajo. Además, los estudios sobre el proceso de formación familiar, ya sea a través del estudio de las uniones y fundamentalmente del nacimiento de los hijos, y la participación laboral muestra diferentes resultados según el momento histórico en que se ha realizado, de los indicadores considerados o incluso del grupo étnico (Read y Cohen, 2007; García-Gómez et al., 2023; García-Gómez y del Rey Poveda, 2023).
Desde esta perspectiva, el contexto migratorio español anterior a la crisis de 2008 ofrece un marco muy interesante para estudiar la relación entre la vida laboral y familiar en la primera generación de migrantes. En primer lugar, España presenta un contexto de reciente inmigración, con un aprimera oleada de inmigración en la década 1998-2008, con una fuerte expansión del mercado de trabajo en el que existía una alta demanda de trabajo de baja cualificación, lo que explica las altas tasas de participación laboral y de empleo de los migrantes (Cachón, 2004, Grande et al., 2016). Es decir, es un periodo en el que se sistematiza una relativa ágil incorporación laboral para los migrantes, con independencia de su estatus legal, dada la fuerte segregación ocupacional que condena a la población inmigrante a concentrarse en el segmento secundario, sector de la construcción para los hombres y servicios domésticos y de cuidados para las mujeres (Domingo y Gil-Alonso, 2007; Vidal y Miret, 2014; Fernández-Macías et al., 2015).
En segundo lugar, España se ha caracterizado por la llegada desde finales de los años noventa del pasado siglo de población inmigrante muy heterogénea tanto por sus motivos como por sus países de origen. Casi el 90 % de los migrantes analizados en este artículo son originarios de regiones en desarrollo (América Latina, Europa del Este y África), que se identifican con modelos familiares tradicionales en los que el hombre es el proveedor del hogar y la mujer tienen como principal responsabilidad la crianza y cuidado de los hijos. Si bien entre 1990 y 2005 en 18 países de América Latina y el Caribe ─principal región de procedencia de los inmigrantes que residen en España─ aumentó la participación laboral femenina de 45,9 % a 58,1 % (CEPAL, 2006) dando lugar a cada vez más familias de doble ingreso, la responsabilidad del cuidado del hogar y de los hijos sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres y la participación de los hombres en esas tareas es aún escasa (Arriagada, 2009). En la sociedad marroquí, el principal país de origen del continente africano, la mujer tiene asignado el papel de ama de casa, madre y esposa y se penaliza el descuido de ese papel (Gergorio y Ramirez, 2000). En las familias de Europa del Este, entre las que se encuentra las rumanas que representan el grupo mayoritario en España, predomina también un modelo claramente patriarcal (Suárez y Crespo, 2007).
Estas familias enfrentan a su llegada una situación paradójica: la necesidad de trabajar y el deseo de formar una familia. Por un lado, la prevalencia de un modelo familiar con una clara separación de roles entre los géneros (en el que el hombre es el responsable de aportar los ingresos al hogar y la mujer es la responsable del cuidado de la familia, es decir, el modelo del varón sustentador); y por otro, el hecho de que el principal motivo para emigrar tanto entre hombres como entre mujeres sea el trabajo por dinero (68,7 % y 53,1 %, respectivamente, según datos de la Encuesta Nacional de Inmigración 2007). Además, diversos estudios han demostrado que muchos migrantes retrasan o posponen tener hijos debido a su próxima migración laboral (Cerruti y Massey, 2001; Parrado y Flippen, 2005; Toulemon, 2004; Andersson, 2006; del Rey y Grande, 2017), ya que prevalece la necesidad de trabajar sobre la formación de la familia. De ahí que tras el proceso migratorio coexista el deseo de tener hijos junto a la necesidad de trabajar. En este campo de la migración son escasos los estudios que adoptan esta perspectiva para analizar la interacción entre el trabajo y la vida familiar.
En tercer lugar, una importante contribución consiste en la utilización de la trayectoria laboral desde el momento de la llegada como indicador de empleo. Este indicador se ha construido considerando el empleo inicial tras la migración y el último empleo registrado en 2007. Esto permite considerar una amplia gama de situaciones laborales, como ocupado, no ocupado y desempleado, así como la movilidad ascendente o descendente dentro del mercado laboral, y su relación con la formación de la familia. La mayor parte de los estudios que analizan la interacción entre nacimiento de un hijo y vida laboral se restringen a la participación laboral, es decir, trabajar o no trabajar. En mercados de trabajo altamente segmentados, como es el español, resulta muy relevante considerar las trayectorias laborales y no sólo el hecho de trabajar o no, a la hora de estudiar la posible interferencia con el proceso de formación familiar (Flippen 2014, Flippen y Parrado, 2015). En el mercado secundario español las posibilidades de poner en valor el capital humano son escasas, siendo la movilidad ocupacional muy restringida (Fernández-Macías et al., 2015). De esta manera cabe esperar que el hecho de tener un hijo puede tener diferente efecto en las decisiones sobre el empleo en función de las diferentes posibilidades laborales que tienen los inmigrantes. Por otro lado, vamos a controlar la formación familiar, considerando tanto la presencia de hijos previamente a la migración y el lugar de residencia de estos. Mientras que la corresidencia de los hijos en el hogar, puede limitar la participación laboral y los hijos en el exterior puede conllevar una mayor demanda de recursos que se traduzca en una mayor participación laboral (Flippen, 2014; Grande, 2018).
Tras esta introducción, el resto del artículo se desarrolla en otras cuatro secciones. La segunda sección presenta el marco teórico y las hipótesis de trabajo. La tercera sección describe la base de datos y la metodología utilizadas en la investigación. La cuarta sección presenta los principales resultados. En la última sección se resumen las principales conclusiones y se discuten sus implicaciones.
2. Marco teórico e hipótesis
La literatura que ha analizado la relación entre la formación de la familia y el trabajo se ha centrado en gran medida en las mujeres. Son escasos los trabajos que analizan la interrelación entre tener hijos y la trayectoria laboral de los hombres y más escasos aún los trabajos que se centran en la población inmigrante (Alderotti et al., 2022b). La preeminencia de una concepción tradicional de la familia en la que la mujer tenía como principal responsabilidad la crianza de los hijos ha significado que el foco se pusiera en ella, quedando el hombre al margen. Consecuentemente, la mayor parte de las fuentes de datos y encuestas sólo proporcionan datos de mujeres para medir la relación entre fecundidad y empleo.
En primer lugar, varios trabajos se han propuesto identificar tanto la causa como la consecuencia en la relación entre la formación de la familia y el empleo, y algunos de ellos han constatado que ambas relaciones causales pueden ser correctas e interdependientes (Waite y Stolzenberg, 1976; Cramer, 1980; Felmlee, 1993; Budig, 2003). En general, estos estudios sugieren que los efectos dominantes van de la fecundidad al empleo a corto plazo, y del empleo a la fecundidad a largo plazo (Cramer, 1980; Bernhardt, 1993).
En segundo lugar, un tema importante de discusión ha sido establecer la primacía en la relación entre empleo y familia en los países desarrollados. Hay autores que la sitúan exclusivamente en el marco de las preferencias femeninas (Hakim, 2003), aunque se destaca el papel de la educación a la hora de elegir entre trabajo y familia, lo que se corrobora en otros estudios (Oppenheimer, 1988; González y Jurado, 2006). Es decir, las mujeres con mayor nivel educativo tienden a priorizar sus trayectorias laborales, mientras que la formación de una familia prevalece sobre el empleo entre las de menor escolaridad.
Otros autores, por el contrario, se han centrado en analizar tanto los modelos familiares imperantes como los determinantes económicos, sociales e institucionales para establecer la primacía y el signo en la relación entre empleo y familia (Easterlin, 1980; Becker, 1981; Bernhardt, 1993; Adsera, 2004; Engelhardt y Prskawetz, 2004). En general, mientras que los economistas atribuyen esta primacía a la dinámica económica, los sociólogos llaman la atención sobre la importancia de los modelos familiares y los acuerdos sociales e institucionales a la hora de establecer la dirección de la relación causal. Existe un amplio consenso sobre la prevalencia en el pasado de la vida familiar sobre el empleo, aunque en las últimas décadas se ha producido un cambio significativo, con una presencia cada vez mayor de la mujer en el mercado laboral en detrimento de la vida familiar. En ambos casos, esta relación negativa se basa en la supuesta incompatibilidad entre trabajo y vida familiar, señalando por ejemplo el coste de oportunidad de tener hijos (Becker, 1981) o la mayor independencia económica de las mujeres desde la perspectiva de la segunda transición demográfica (Van de Kaa, 1987; Lesthaeghe, 1992). Algunos trabajos señalan que la relación negativa entre la fecundidad y el empleo no se observa en el caso de los hombres (Bernhardt, 1993; Baizán, 2006).
Los cambios recientes en los arreglos familiares e institucionales han llevado a una relación positiva entre la fecundidad y el empleo femenino en ciertas sociedades desarrolladas (Ahn y Mira, 2002). Así, los países con menores tasas de empleo femenino también registran menores tasas de fecundidad, y al revés, los países con altas tasas de participación laboral tienen altas tasas de fecundidad.
Por un lado, algunos estudios señalan la igualdad de género como un factor clave en el cambio de relación entre empleo femenino y fecundidad. El nivel de igualdad de género, y por tanto el apoyo que reciben las mujeres para compaginar maternidad y empleo, condiciona sus trayectorias laborales y su nivel de fecundidad (Bernhardt, 1993; Adsera, 2005; Raymo, et al., 2015; Esping-Andersen y Billari 2015; Arpino, Esping-Andersen y Pessin, 2015; Schieckoff y Sprengholz, 2021). Bernhardt (1993) señala que el empleo tiene escasa repercusión en la fecundidad en los países con estructuras de género más igualitarias, mientras que en aquellos con altos niveles de asimetría entre las funciones familiares de hombres y mujeres existe una gran interferencia entre la fecundidad y el empleo femenino.
Por otro lado, los arreglos institucionales, en general, y dentro del contexto laboral, en particular, son otro factor clave en el cambio de relación entre el empleo femenino y la fecundidad: el alto desempleo, las incertidumbres del mercado laboral y los contratos inestables, todos ellos comunes en el sur de Europa, son factores importantes para entender por qué las personas posponen la fecundidad y la formación de una familia, especialmente en las sociedades menos igualitarias con sistemas de bienestar más débiles (Adsera, 2004, 2005 y 2011; Baizan, 2006; Ciganda, 2015; Alderotti et al., 2022a). En este contexto, Esping-Andersen (2009) sostiene que el Estado del bienestar es incapaz de conciliar maternidad y empleo. González y Jurado (2006) encuentran que las incertidumbres del mercado en España, y el hecho de que se haya realizado una gran inversión en capital humano que conlleva grandes expectativas laborales, implican que muchas mujeres jóvenes no tengan hijos. Baizán (2006) señala que la precariedad laboral provoca una reducción y retraso en la formación de familias. Por el contrario, este mismo autor destaca el efecto positivo que tiene el empleo estable en la formación de familias.
Por el contrario, la estabilidad laboral y las generosas prestaciones por maternidad vinculadas al empleo impulsan la fecundidad de las mujeres. Engelhardt y Prskawetz (2004) añaden que la intensidad del impacto de la participación en el mercado laboral varía de un país a otro en función de los acuerdos institucionales, la estructura del mercado y la política social. En el caso concreto de la población inmigrante, algunos trabajos señalan la importancia de las particulares condiciones laborales, incluido el salario, en las intenciones reproductivas, encontrando diferentes efectos en hombres y mujeres (Alderotti et al., 2022b).
Varios estudios recientes se han centrado en el caso específico del desempleo y sus efectos sobre la fecundidad, y muchos de ellos sólo informan de resultados débiles e insignificantes entre el desempleo y la fecundidad (Andersson y Scott, 2007; Özcan, Mayer y Luedicke, 2010), y otros incluso han encontrado relaciones positivas entre el desempleo y la fecundidad posterior (Schmitt, 2012a y 2012b). Otras investigaciones informan de los efectos desiguales del desempleo sobre la fecundidad entre hombres y mujeres y entre nacimientos de primer orden y de orden superior (Kristensen & Lappegård, 2022) e incluso en las intenciones reproductivas (Alderotti et al., 2022b). En general, el desempleo femenino no guarda relación o incluso tiene una relación positiva con las transiciones del primer nacimiento en países de toda Europa (Kravdal, 2002; Kreyenfeld, 2010; Özcan, et al., 2010; Lundström y Andersson, 2012; Pailhé y Solaz, 2012; Schmitt, 2012a y 2012b; Grande et al., 2022). Por el contrario, el desempleo masculino tiende a reducir y retrasar las tasas de primogénitos (Liefbroer y Corijn, 1999; Kravdal, 2002; Schmitt, 2012a; Pailhé y Solaz, 2012; Kristensen & Lappegård, 2022). Los efectos negativos del desempleo en la formación de familias entre los hombres pueden atribuirse a la incapacidad de mantener económicamente a una familia.
A partir de la revisión de la literatura descrita anteriormente, se formulan las siguientes hipótesis para el caso concreto de la población migrante en el mercado laboral español:
- Hipótesis 1. Esperamos que en los hombres prevalezca su trayectoria laboral y en las mujeres su trayectoria familiar de acuerdo con el modelo familiar imperante entre la mayoría de los migrantes. Aun cuando el principal motivo para emigrar sea económico, en las mujeres prevalecerá la familia debido a su escasa experiencia laboral, su limitado nivel educativo y la ausencia en el mercado laboral español de medidas para compaginar la vida laboral con la familiar2.
- Hipótesis 2. En una familia tradicional, esperamos que la posición económica estable del sustentador masculino sea un prerrequisito para tener hijos. Por tanto, esperamos que una trayectoria laboral ascendente favorezca la paternidad y, por el contrario, una trayectoria laboral descendente, y especialmente el abandono del mercado laboral, reduzca la probabilidad de tener un hijo.
- Hipótesis 3. En una familia tradicional y en una sociedad con un sistema de bienestar débil como es España en la provisión de recursos para compaginar trabajo y familia, esperamos que la posición de desempleo o no empleo de una mujer inmigrante aumente la probabilidad de tener hijos. Por el contrario, una trayectoria laboral ascendente reducirá la probabilidad de tener hijos, lo que significa que en las mujeres prevalecerá su trabajo sobre la vida familiar.
- Hipótesis 4. No esperamos que tener un hijo repercuta en la participación laboral de los hombres, sino que incluso puede tener un efecto positivo al reforzar la movilidad laboral ascendente y debilitar la descendente.
- Hipótesis 5. Esperamos que tener un hijo afecte negativamente a la participación laboral de las mujeres, tanto de las que trabajan como de las que no.
3. Datos y estrategia metodológica
En este artículo se utilizan los microdatos la Encuesta Nacional de Inmigración 2007 (ENI-2007), realizada por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Se trata de una encuesta representativa de la población nacida en el extranjero de 16 o más años de edad residente en España durante al menos un año o con intención de residir en el país durante al menos un año (n = 15.465). Para desarrollar el análisis planteado se han seleccionado solo a los inmigrantes en edad reproductiva (es decir, aquellos entre 16 y 49 años), que llegaron a España entre 1990 y 2005. Con todo ello se cuenta finalmente con una submuestra de 8.710 inmigrantes, 3.883 hombres y 4.727 mujeres, todos ellos observados durante un período de al menos dos años. La fuente de datos no nos permite diferenciar a los inmigrantes por país de procedencia y tampoco nos proporciona información sobre la pareja, aspectos relevantes en el comportamiento reproductivo.
3.1. Variables dependientes
Como se ha mencionado más arriba se definen dos variables dependientes: el nacimiento de un hijo después de migrar, y la trayectoria laboral durante el tiempo de residencia en España. A su vez, cada una de estas variables es la principal variable explicativa de la otra. Para todo ello se han reconstruido por separado las trayectorias laborales y reproductivas de los inmigrantes desde su llegada a España.
La trayectoria laboral se ha definido teniendo en cuenta el primer empleo del migrante en España y su empleo en el momento de la encuesta en 2007. Para evaluar la movilidad laboral, hemos clasificado a los migrantes a su llegada y en 2007 dentro de cinco grandes categorías, que reflejan las diferentes posiciones socioeconómicas y niveles salariales asociados al Código Nacional de Ocupaciones (CON) a dos dígitos, la versión española de la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones (CIUO)3. Estas cinco categorías son las siguientes: ocupaciones superiores, medio-industriales, medio-servicios, bajo-industriales y bajo-servicios. Además, se incluyó la categoría de personas no ocupadas que agrupa a desempleados, tareas domésticas o estudiantes. A partir de la comparación entre la posición de los migrantes en esta clasificación inmediatamente después de su llegada y en el momento de la encuesta (2007), identificamos las siguientes trayectorias tras la migración4:
Ascenso: movimiento ascendente en la escala profesional entre el primer empleo después de la migración y el empleo más reciente registrado en la encuesta. Un caso particular es el de los parados que han encontrado empleo.
Sin movilidad en la posición laboral tras la migración.
Descenso: registro de un cambio hacia niveles ocupacionales bajos o medios.
De empleo a no empleo.
Nunca ha trabajado desde su llegada a España.
A título ilustrativo, la Tabla 1 muestra la movilidad laboral, diferenciando el comportamiento de hombres y mujeres inmigrantes. Se observa que la mayoría mantiene su situación laboral (54,7 %), mientras que sólo una minoría registra una ligera movilidad ascendente (15,9 %), siendo mayor el número de hombres que de mujeres (19,3 % y 13 % respectivamente). También cabe mencionar el número significativo que pasa de situaciones de empleo a no empleo (desempleo o sin actividad) (15,9 %), sobre todo entre las mujeres (20,4 %).
Tabla 1. Distribución porcentual de la trayectoria laboral de la población inmigrante en España por sexo.
|
Total |
Hombres |
Mujeres |
||||
|
N |
% |
N |
% |
N |
% |
|
|
Ascenso |
1.344 |
15, 9 |
743 |
19,3 |
601 |
13,0 |
|
Sin movilidad |
4.629 |
54,7 |
2.399 |
62,4 |
2.230 |
48,4 |
|
Descenso |
385 |
4,6 |
193 |
5,0 |
192 |
4,2 |
|
Del empleo a no desempleo |
1.348 |
15,9 |
407 |
10,6 |
941 |
20,4 |
|
Nunca ha trabajado |
751 |
8,9 |
105 |
2,7 |
646 |
14,0 |
|
Total |
8.457* |
100,0 |
3.847 |
100,0 |
4.610 |
100,0 |
* 253 casos perdidos.
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
La trayectoria reproductiva se define por el hecho de que las personas inmigrantes hayan tenido o no hijos desde su llegada a España, distinguiendo además entre las personas inmigrantes que han tenido un hijo y las que han tenido dos o más. La Tabla 2 muestra los resultados descriptivos de la trayectoria reproductiva de los inmigrantes en España, distinguiendo además entre los que han tenido un hijo y los que han tenido dos o más. Se observa que un 62 % no ha tenido hijos durante su estancia en España, y algo menos del 40 % ha tenido hijos, en su mayoría un solo hijo. En esta trayectoria las cifras son muy parecidas entre hombres y mujeres, en gran parte debido a que la mayor parte de las parejas de migrantes son endógamas (del Rey y Vono, 2014). Aunque el artículo se centra solo nacimiento de los hijos tras la migración, en los modelos se ha considera el estado civil y la condición de residencia en el hogar (Flippen, 2014), así como el número de hijos previos a la migración, aspectos relevantes en la conformación familiar y en la distribución de roles dentro de la familia.
Tabla 2. Distribución porcentual del número de hijos de la población inmigrante en España por sexo.
|
Total |
Hombres |
Mujeres |
||||
|
N |
% |
N |
% |
N |
% |
|
|
Sin hijos |
5.423 |
62,3 |
2.493 |
62,6 |
2.930 |
62,0 |
|
Un hijo |
2.315 |
26,6 |
1.052 |
26,4 |
1.263 |
26,7 |
|
Dos o más hijos |
972 |
11,1 |
438 |
11,0 |
534 |
11,3 |
|
Total |
8.710 |
100,0 |
3.983 |
100,0 |
4.727 |
100,0 |
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
3.2. Variables explicativas y de control
Las variables consideradas para el estudio, de acuerdo con el marco teórico revisado y con los datos disponibles en ENI-2007, se muestran en la Tabla 3 a modo de descripción de la submuestra seleccionada.
El primer grupo contiene variables sociodemográficas e indicadores sobre el propio proceso migratorio: el sexo; la edad a la llegada (16-24, 25-34 y más de 34); los años de residencia en España; el nivel de estudios (primarios o menos, secundarios y superiores); los motivos para migrar, donde como un gran número de emigrantes aducen más de un motivo, se han introducido dos variables dicotómicas: motivos económicos y motivos familiares; y si se tiene nacionalidad española. Como variable de control se incluye la región de origen de los emigrantes según las principales regiones de procedencia consideradas (UE15 y países desarrollados, América Latina y el Caribe, Europa del Este, África y Asia).
Tabla 3. Distribución porcentual de las variables incluidas en el análisis multivariado por sexo.
|
Total |
Hombres |
Mujeres |
|||||
|
% |
N |
% |
N |
% |
N |
||
|
Sexo |
Hombres |
45,7 |
3.983 |
|
|
|
|
|
Mujeres |
54,3 |
4.727 |
|
|
|
|
|
|
Edad a la llegada |
16-24 |
34,7 |
3.021 |
33,6 |
134 |
35,6 |
1.681 |
|
25-34 |
46,0 |
4.004 |
48 |
1.913 |
44,2 |
2.091 |
|
|
35 o más |
19,3 |
1.685 |
18,3 |
730 |
20,2 |
955 |
|
|
Años en España (media) |
6,4 |
8.710 |
6,6 |
3.983 |
6,2 |
4.727 |
|
|
Nivel de estudios |
Primaria o menos |
24,7 |
2.148 |
26,5 |
1.054 |
23,1 |
1.094 |
|
Secundaria |
54,5 |
4.751 |
55,4 |
2.207 |
53,8 |
2.544 |
|
|
Superior |
20,8 |
1.811 |
18,1 |
722 |
23 |
1.089 |
|
|
Motivos económicos |
Sí (No) |
60,3 |
5.249 |
68,7 |
2738 |
53,1 |
2.511 |
|
Motivos familiares |
Sí (No) |
24,8 |
2.161 |
15,5 |
619 |
32,6 |
1.542 |
|
Nacionalidad española |
Sí (No) |
11,6 |
1.010 |
10,2 |
405 |
12,8 |
605 |
|
Región de origen |
EU15 y países desarrollados |
11,5 |
1.000 |
12,1 |
480 |
11,0 |
520 |
|
Europa del Este |
21,7 |
1.892 |
20,4 |
813 |
22,8 |
1079 |
|
|
América Latina y Caribe |
45,8 |
3.991 |
39,4 |
1.569 |
51,2 |
2422 |
|
|
África |
18,2 |
1.585 |
24,2 |
964 |
13,1 |
621 |
|
|
Asia |
2,8 |
242 |
3,9 |
157 |
1,8 |
85 |
|
|
Niños antes de llegar |
0 |
61,1 |
5.325 |
68,4 |
2.723 |
55,0 |
2.602 |
|
1 |
19,7 |
1.718 |
16,1 |
643 |
22,7 |
1.075 |
|
|
2 o más |
19,1 |
1.667 |
15,5 |
617 |
22,2 |
105 |
|
|
Estado civil |
Soltero/a |
38,1 |
3.318 |
41,9 |
167 |
34,9 |
1.648 |
|
Con pareja y conviven |
53,7 |
4.681 |
53,2 |
2.119 |
54,2 |
2.562 |
|
|
Con pareja, pero viven separados |
8,2 |
711 |
4,9 |
194 |
10,9 |
517 |
|
|
Contrato temporal (indefinido) |
60.0 |
3.818 |
58,9 |
1.964 |
61,3 |
1.854 |
|
|
Ocupación en origen |
Empleado |
64,2 |
5.502 |
72,3 |
2.818 |
57,5 |
2.684 |
|
Desempleado |
11,9 |
1.022 |
12,7 |
494 |
11,3 |
528 |
|
|
Estudiar |
15,1 |
1.295 |
14,4 |
559 |
15,8 |
736 |
|
|
Tareas domésticas |
8,7 |
746 |
0,6 |
23 |
15,5 |
723 |
|
|
Total |
|
100,0 |
8.710 |
100,0 |
3983 |
100,0 |
4.727 |
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
El segundo grupo recoge las variables relacionadas con la trayectoria familiar de los migrantes. Además de los hijos nacidos antes de emigrar, se tiene en cuenta el estado civil, diferenciando entre los que están solteros y los que tienen pareja, y en este último caso si cohabitan o no con su pareja. Hemos optado por incluir los solteros, aunque generalmente presentan trayectorias reproductivas diferentes de las personas con pareja, debido a la variedad de concepciones sobre la soltería entre el heterogéneo grupo de inmigrantes (mientras que para unos puede significar no tener pareja, para otros puede significar tener una pareja sin estar casado por lo civil o religioso).
El tercer grupo se centra en aspectos laborales. Además de la movilidad profesional, se tiene en cuenta el tipo de contrato actual de los ocupados (indefinido o temporal). Como variable de control se tiene en cuenta la situación laboral en el país de origen antes de la migración con cuatro categorías: empleados, desempleados, estudiantes y tareas domésticas.
3.3. Modelos multivariantes
El estudio de la causalidad entre las trayectorias familiares y reproductivas requeriría el uso de modelos longitudinales para ordenar la secuencia de acontecimientos a lo largo de la estancia en España. Esto permitiría ver el efecto que tiene el nacimiento de un hijo sobre la trayectoria laboral, o el efecto de un cambio de empleo sobre la formación de la familia. Sin embargo, la ENI-2007 sólo proporciona información detallada para reconstruir la historia reproductiva de cada inmigrante, pero no la historia de su movilidad laboral. En este último caso, sólo disponemos de información sobre el primer empleo a la llegada y sobre el empleo en el momento de la encuesta. Por lo tanto, sólo podemos utilizar modelos transversales, aunque exploramos la relación bidireccional entre la situación laboral y la formación de la familia. Esto significa que debemos ser cautos en nuestras interpretaciones. Se aplican modelos de regresión logística y multinomial para analizar las trayectorias reproductivas (0 - no tener hijo, 1- tener un hijo) y laborales (1 - ascenso, 2 - sin movilidad, 3 - descenso, 4 - de empleo a desempleo, 5 - nunca ha trabajado), respectivamente, por separado para hombres y mujeres. Los resultados de los modelos se presentan en odd ratios para el modelo logístico que analiza la probabilidad de tener un hijo y en relative risks ratios para el modelo multinomial sobre probabilidad de movilidad en el mercado de trabajo.
4. Resultados
En primer lugar, se presenta la trayectoria reproductiva y posteriormente la trayectoria laboral.
4.1. Trayectoria reproductiva
El primer aspecto que destaca es que sólo dos trayectorias laborales afectan significativamente a la probabilidad de tener hijos tras el proceso migratorio, a saber, dejar de trabajar (pasar de empleo a no empleo) y no haber trabajado nunca según los resultados del modelo logístico (Tabla 4). El segundo aspecto a destacar es que el efecto de estas trayectorias es completamente opuesto para hombres y mujeres: en el caso de los hombres, dejar de trabajar o no haber trabajado nunca en el país de acogida reduce la probabilidad de tener un hijo, mientras que en el caso de las mujeres ocurre lo contrario; es decir, las mujeres inmigrantes que no han trabajado nunca en su tiempo de estancia en España y aquellas que trabajaban pero dejaron de hacerlo tienen más probabilidades de tener hijos en comparación con el resto de las trayectorias laborales posibles.
Tabla 4. Trayectoria reproductiva: probabilidad de tener un hijo en España de la población inmigrante por sexo (modelos de regresión logística binaria).
|
HOMBRES |
MUJERES |
||||||
|
|
|
OR |
Err.est. |
Sig. |
OR |
Err.est. |
Sig. |
|
Trayectoria laboral en España |
Ascendente |
1,031 |
0,103 |
|
1,050 |
0,118 |
|
|
(Sin movilidad) |
1 |
|
|
1 |
|
|
|
|
Descendente |
1,325 |
0,236 |
|
0,955 |
0,176 |
|
|
|
De empleo a no empleo |
0,781 |
0,111 |
• |
2,494 |
0,282 |
*** |
|
|
Nunca trabajó |
0,545 |
0,175 |
• |
2,806 |
0,396 |
*** |
|
|
Años en España |
|
1,194 |
0,016 |
*** |
1,230 |
0,016 |
*** |
|
Edad a la llegada |
16-24 |
0,946 |
0,093 |
|
1,325 |
0,120 |
** |
|
(25-34) |
1 |
|
|
1 |
|
|
|
|
35 o más |
0,545 |
0,063 |
*** |
0,221 |
0,028 |
*** |
|
|
Nivel educativo |
Primaria o menos |
1,241 |
0,121 |
* |
1,227 |
0,123 |
* |
|
(Secundaria) |
1 |
|
|
1 |
|
|
|
|
Superior |
0,848 |
0,095 |
|
0,837 |
0,081 |
• |
|
|
Contrato temporal (indefinido) |
0.965 |
0,081 |
|
1,286 |
0,123 |
** |
|
|
Nacionalidad española |
Sí (No) |
0,755 |
0,103 |
* |
0,675 |
0,081 |
*** |
|
Motivos económicos |
Sí (No) |
0,915 |
0,090 |
|
1,019 |
0,087 |
|
|
Motivos familiares |
Sí (No) |
1,224 |
0,140 |
• |
1,166 |
0,100 |
• |
|
Hijos antes de migrar |
(0) |
1 |
|
|
1 |
|
|
|
1 |
0,912 |
0,103 |
|
0,599 |
0,060 |
*** |
|
|
2 o más |
0,452 |
0,059 |
*** |
0,277 |
0,034 |
*** |
|
|
Estado civil |
Soltero |
0,187 |
0,017 |
*** |
0,321 |
0,028 |
*** |
|
(En pareja y conviven) |
1 |
|
|
1 |
|
|
|
|
En pareja y no conviven |
0,476 |
0,085 |
*** |
0,592 |
0,078 |
*** |
|
|
Probabilidad asociada al sexo en un modelo (no mostrado) con toda la muestra |
1 |
|
|
0,966 |
0,057 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
|
|
Const. |
0,743 |
0,117 |
• |
0,339 |
0,054 |
*** |
|
|
Nº de observaciones |
3,770 |
|
4,576 |
|
|
|
|
|
R2 |
0,199 |
|
0,245 |
|
|
|
Leyenda significatividad: • p<0,1; * p<0,05; ** p<0,01; *** p<0,001.
Notas: Categorías de referencia entre paréntesis. Variables de Control: región de origen y situación laboral en origen antes de migrar.
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
En tercer lugar, cabe mencionar específicamente la ausencia de diferencias significativas entre todas las demás trayectorias laborales. Como la categoría de referencia es la permanencia en el mismo nivel ocupacional (inmovilidad), la movilidad ascendente y descendente no tienen ningún impacto en la probabilidad de tener un hijo después de migrar. En otras palabras, las decisiones sobre la formación de una familia entre la población migrante parecen tomarse en gran medida en función de si tienen o no un empleo y no tanto de la promoción profesional. Por ello, es importante hacer referencia a la particularidad del mercado laboral español para la población migrante, con niveles extremadamente bajos de movilidad ocupacional tras la migración, y un patrón general de segregación ocupacional para hombres y mujeres migrantes (Simón et al., 2014; Fernández-Macías et al., 2015).
Estos resultados parecen apuntar la prevalencia de un modelo de familia patriarcal entre la población migrante, a pesar de no contar con la información de las parejas. La interacción entre la trayectoria reproductiva y laboral de los hombres migrantes refleja el modelo tradicional de hombre sustentador, mientras que en el caso de las mujeres migrantes sugiere una subordinación del empleo a las responsabilidades familiares. En este sentido, la estabilidad laboral, medida por el tipo de contrato, corrobora el efecto desigual que tiene el empleo masculino y femenino en la formación de la familia, ya que sólo tiene un impacto significativo en las mujeres inmigrantes. Para ellas tener un empleo temporal (frente a las que tienen un contrato indefinido) las hace significativamente más propensas a tener un hijo. Por un lado, esto puede significar que las mujeres que encuentran un empleo indefinido son las que priorizan su trayectoria laboral sobre la maternidad, lo que explica su menor probabilidad de tener un hijo. Por otro lado, la relación entre empleo temporal y formación de familia también puede explicarse tanto porque la maternidad dificulta una mayor estabilidad en el empleo como porque las propias mujeres, dadas sus mayores responsabilidades familiares, buscan una menor implicación en el mercado laboral. Por el contrario, el tipo de contrato de trabajo no afecta a la probabilidad de tener un hijo entre los hombres inmigrantes.
Entre todas las demás variables explicativas, la primera que destaca es la situación familiar a la llegada al país de acogida. Como era de esperar, tener hijos antes de migrar tiene un impacto negativo en la probabilidad de tener hijos en España, especialmente entre las mujeres. Las razones para migrar no tienen un impacto especialmente fuerte en el modelo. No obstante, se observa tanto para los hombres como para las mujeres que los motivos familiares de la migración conllevan una mayor probabilidad de tener un hijo en España.
Otras variables que afectan a las probabilidades de tener un hijo en España se refieren a las características personales de los migrantes. Es evidente que cuanto más larga es la estancia en la sociedad de acogida mayor es la probabilidad de tener un hijo. La edad a la llegada es otra variable significativa, observándose que cuanto más joven llega a España la mujer, mayor probabilidad de tener hijos, aunque dicha condición no es significativa para los hombres. En cuanto a la educación, un menor nivel educativo se asocia con una mayor probabilidad de tener hijos tanto entre los hombres como entre las mujeres, y en el caso de las mujeres esta relación se ve reforzada por la menor probabilidad de tener hijos entre las que tienen un mayor nivel educativo frente a las que sólo tienen estudios secundarios.
4.2. La trayectoria laboral
La trayectoria laboral de los inmigrantes en España se ve afectada significativamente por la maternidad, las circunstancias familiares y ciertas características personales en el momento de la llegada (Tablas 5 y 6). En el modelo la categoría de referencia en la variable dependiente es sin movilidad laboral.
La trayectoria reproductiva en España sólo tiene efectos significativos sobre algunas de las trayectorias laborales de los hombres y mujeres inmigrantes, aunque de nuevo éstos difieren entre unos y otras. En el caso de los hombres, haber tenido hijos después de migrar sólo tiene un impacto significativo sobre la trayectoria laboral que va del empleo al no empleo en sentido negativo (Tabla 5); es decir, tener hijos reduce significativamente la probabilidad de dejar de trabajar, siendo mayor el efecto a medida que aumenta el número de hijos nacidos después del proceso migratorio. En este caso, los hijos parecen actuar como una forma de “seguro” contra el desempleo, o frenar la posibilidad de que los hombres dejen de trabajar. Ninguna de las otras trayectorias laborales de los hombres inmigrantes se ve influenciada por el hecho de tener o no hijos, lo que significa que no existen vínculos entre su movilidad laboral y el proceso de formación de la familia.
Sin embargo, en el caso de las mujeres inmigrantes, tener hijos tiene un impacto muy significativo en dos trayectorias, dejar de trabajar (empleo a no empleo) y no haber trabajado nunca, aunque de forma inversa a los hombres (Tabla 6). Las mujeres que han tenido un hijo, o dos o más, se enfrentan a un mayor riesgo tanto de pasar del empleo al no empleo como de permanecer sin trabajar, siendo mayor el impacto en aquellas mujeres con más hijos. Como en el caso de los hombres, ninguna de las otras trayectorias laborales (movilidad ascendente o descendente) tiene una relación significativa con el hecho de tener un hijo. Por tanto, el hecho de tener hijos está claramente vinculado a una situación de no trabajar entre las mujeres inmigrantes. Es decir, está relacionado con una sustitución de tiempo dedicado al trabajo por tiempo dedicado a la familia, como reflejo de un modelo familiar patriarcal en el que el cuidado de los hijos recae mayoritariamente en la mujer.
La situación familiar de los inmigrantes a su llegada también tiene algunos efectos significativos sobre su movilidad laboral. En primer lugar, la situación de pareja, especialmente en el caso de los que no tienen pareja, tiene un impacto en las trayectorias laborales: ser soltero entre los hombres implica una mayor probabilidad de dejar de trabajar, aumenta la probabilidad de movilidad descendente y reduce la probabilidad de movilidad ascendente. Por el contrario, en el caso de las mujeres, ser soltera reduce tanto la probabilidad de dejar de trabajar, como la de no haber trabajado nunca. En otras palabras, mientras que no tener pareja, y por tanto no tener responsabilidades familiares, podría interpretarse en el caso de los hombres como una situación que posibilita dejar de trabajar, en el caso de las mujeres reduce esas opciones, lo que podría interpretarse en el sentido de que no tener pareja, las coloca como responsables de su propio sostén y muy posiblemente del sostén de su familia de origen. Por último, las mujeres que tienen pareja, pero no cohabitan, tienen un menor riesgo de no haber trabajado nunca; es decir, un efecto similar al observado en las mujeres solteras y que permite suponer la existencia de un proyecto migratorio propio.
En segundo lugar, hay que subrayar que el número de hijos a la llegada no influye en la trayectoria laboral de hombres o mujeres. Parece claro que las circunstancias familiares de cada inmigrante en el país de origen, entre las que se encuentra el número de hijos, juegan un papel importante en la decisión de migrar o no, en las razones para hacerlo e incluso en la organización familiar del propio proceso migratorio, pero no es un factor que incida en la trayectoria laboral de los emigrantes.
Las razones para migrar tienen un impacto desigual en las trayectorias laborales. Las razones económicas reducen la probabilidad de no haber trabajado nunca entre hombres y mujeres, mientras que las razones familiares la aumentan. Además, de forma lógica, las razones económicas reducen la probabilidad de que las mujeres salgan del mercado laboral.
Todas las demás variables explicativas tienen efectos desiguales en la movilidad laboral de hombres y mujeres. Como era de esperar los resultados muestran que cuanto mayor es el tiempo de residencia en España, menor es la probabilidad de permanecer estancado en el mismo nivel ocupacional. Frente a lo observado en la trayectoria reproductiva, la edad a la llegada no influye en la trayectoria laboral de los hombres y tiene un efecto débil para las mujeres (mayor edad a la llegada se asocia con una menor probabilidad de movilidad ascendente y una mayor probabilidad de no haber trabajado nunca en España).
Aunque la educación es una variable de capital humano esencial a la hora de acceder laboralmente, en especial para los inmigrantes (Chiswick et al., 2005), tiene poco efecto en los modelos como resultado de la gran segmentación del mercado laboral español. Tanto para hombres como para mujeres inmigrantes tener un menor nivel educativo reduce significativamente las opciones de ascenso laboral. Entre las mujeres, además, se pone de manifiesto que un mayor nivel educativo se asocia con menores probabilidades de abandonar el mercado de trabajo. La situación laboral en el país de origen también tiene una relación débil con la trayectoria laboral. Sólo cabe señalar en este sentido que antes de migrar no haber trabajado, haber sido estudiante o haber sido responsable de las tareas del hogar aumenta la probabilidad de no trabajar en España tanto entre los hombres como entre las mujeres.
Por último, el estatus legal que otorga la nacionalidad debería ser otro factor importante en el acceso de los inmigrantes al mercado laboral (del Rey y Vono, 2014). Sin embargo, no tiene impacto en la trayectoria laboral de los hombres, y entre las mujeres tiene efectos contradictorios: por un lado, tener la nacionalidad española favorece la movilidad ascendente, pero al mismo tiempo aumenta sus posibilidades de abandonar el empleo, lo que puede deberse a que una vez alcanzadas ciertas metas pasan a desempeñar roles que priorizan la familia. Estos hallazgos son coherentes con resultados de otras investigaciones que han concluido que las políticas de regularización de inmigrantes indocumentados, ─en concreto la gran regularización que llevo a cabo España en 2005─ facilitó la mejora de las oportunidades laborales de los hombres y mujeres, por ejemplo, mediante el abandono de la informalidad para pasar a la economía formal, con trabajos más estables y mejor remunerados (Elias et al., 2023). Esa mejora en la estabilidad legal y laboral explica un aumento de la fecundidad de las mujeres afectadas por la regularización (Monras et al., 2023).
Tabla 5. Trayectoria laboral: probabilidad de movilidad ocupacional de los hombres inmigrantes en España (modelo de regresión multinomial).
|
Ascendente |
Descendente |
De empleo a no empleo |
Nunca ha trabajado |
||||||||||
|
Ref. Categ. Sin movilidad |
RR |
Err. est. |
Sig. |
RR |
Err. est. |
Sig. |
RR |
Err. est. |
Sig. |
RR |
Err. est. |
Sig. |
|
|
Niños en España |
(0) |
١ |
|
|
١ |
|
|
١ |
|
|
١ |
|
|
|
1 |
1,095 |
0,116 |
|
1,235 |
0,235 |
|
0,808 |
0,119 |
0,575 |
0,208 |
|
||
|
2 o más |
0,849 |
0,130 |
|
1,488 |
0,369 |
|
0,799 |
0,163 |
0,701 |
0,497 |
|
||
|
Estado civil |
Soltero |
0,826 |
0,089 |
1,388 |
0,259 |
1,375 |
0,189 |
* |
0,970 |
0,288 |
|
||
|
(Pareja y convive) |
1 |
1 |
1 |
1 |
|||||||||
|
|
Pareja y no convive |
0,897 |
0,188 |
|
1,244 |
0,440 |
|
1,522 |
0,391 |
|
0,724 |
0,474 |
|
|
Niños antes de llegar |
(0) |
١ |
|
|
١ |
|
|
١ |
|
|
1 |
|
|
|
1 |
1,094 |
0,140 |
|
0,946 |
0,225 |
|
1,001 |
0,176 |
|
1,169 |
0,459 |
|
|
|
|
2 o más |
0,916 |
0,138 |
|
1,124 |
0,296 |
|
0,852 |
0,170 |
|
1,038 |
0,434 |
|
|
Años en España |
1,117 |
0,016 |
*** |
1,087 |
0,027 |
*** |
1,038 |
0,020 |
* |
0,595 |
0,040 |
*** |
|
|
Edad a la llegada |
16-24 |
1,137 |
0,123 |
|
0,994 |
0,191 |
|
1,072 |
0,147 |
|
0,939 |
0,291 |
|
|
(25-34) |
١ |
|
|
١ |
|
|
1 |
|
|
1 |
|
|
|
|
35 o más |
0,939 |
0,127 |
|
0,861 |
0,211 |
|
1,108 |
0,189 |
|
1,187 |
0,406 |
|
|
|
Nivel de estudios |
Primaria o menos |
0,728 |
0,081 |
** |
0,839 |
0,167 |
|
1,039 |
0,139 |
|
1,040 |
0,309 |
|
|
(Secundaria) |
١ |
|
|
1 |
|
|
1 |
|
|
١ |
|
|
|
|
|
Superior |
0,812 |
0,105 |
|
0,994 |
0,209 |
|
0,798 |
0,135 |
|
1,129 |
0,327 |
|
|
Nacionalidad española |
Sí (No) |
0,750 |
0,118 |
* |
1,058 |
0,248 |
|
0,930 |
0,193 |
|
1,261 |
0,522 |
|
|
Motivos económicos |
Sí (No) |
1,228 |
0,138 |
|
0,946 |
0,174 |
|
0,780 |
0,108 |
* |
0,309 |
0,081 |
*** |
|
Motivos familiares |
Sí (No) |
0,938 |
0,128 |
|
1,696 |
0,333 |
** |
1,183 |
0,187 |
|
1,689 |
0,412 |
* |
|
Situación laboral en origen |
(Empleado) |
١ |
|
|
١ |
|
|
١ |
|
|
1 |
|
|
|
Desempleado |
0,948 |
0,129 |
|
0,984 |
0,250 |
|
1,994 |
0,292 |
*** |
2,506 |
0,913 |
** |
|
|
Estudiar |
1,112 |
0,157 |
|
0,900 |
0,224 |
|
1,187 |
0,206 |
|
6,177 |
1,857 |
*** |
|
|
Tareas domésticas |
1,145 |
0,686 |
|
2,193 |
1,732 |
|
0,547 |
0,575 |
|
17,183 |
13,179 |
*** |
|
|
Probabilidad asociada al sexo en un modelo (no mostrado) con toda la muestra |
1 |
1 |
1 |
1 |
|
|
|||||||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
|
|
Const. |
0,170 |
0,032 |
*** |
0,049 |
0,015 |
*** |
0,105 |
0,025 |
*** |
0,373 |
0,175 |
* |
|
Nº observaciones |
3,770 |
||||||||||||
|
|
R2 |
0,067 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
||
Leyenda significatividad: • p<0,1; * p<0,05; ** p<0,01; *** p<0,001.
Notas: Categorías de referencia entre paréntesis. Variables de Control: región de origen y situación laboral en origen antes de migrar.
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
Tabla 5. Trayectoria laboral: probabilidad de movilidad ocupacional de los mujeres inmigrantes en España (modelo de regresión multinomial).
|
Ascendente |
Descendente |
De empleo a no empleo |
Nunca ha trabajado |
||||||||||
|
Ref. Categ. Sin movilidad |
OR |
Err. est. |
Sig. |
OR |
Err. est. |
Sig. |
OR |
Err. est. |
Sig. |
OR |
Err. est. |
Sig. |
|
|
Hijos en España |
0 |
1 |
|
|
1 |
|
|
١ |
|
|
١ |
|
|
|
1 |
1,053 |
0,124 |
|
0,941 |
0,183 |
|
1,946 |
0,193 |
*** |
1,944 |
0,264 |
*** |
|
|
2 o más |
0,886 |
0,168 |
|
0,897 |
0,273 |
|
2,920 |
0,422 |
*** |
3,543 |
0,691 |
*** |
|
|
Estado civil
|
Soltera |
0,990 |
0,111 |
|
1,500 |
0,270 |
* |
0,848 |
0,082 |
0,611 |
0,086 |
*** |
|
|
Pareja y convive |
1 |
1 |
1 |
1 |
|||||||||
|
Pareja y no convive |
1,198 |
0,177 |
|
0,929 |
0,256 |
|
0,987 |
0,132 |
|
0,377 |
0,092 |
*** |
|
|
Hijos antes de llegar |
0 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
1 |
1,070 |
0,139 |
|
1,234 |
0,262 |
|
0,972 |
0,110 |
|
1,025 |
0,162 |
|
|
|
|
2 o más |
0,948 |
0,146 |
|
1,037 |
0,268 |
|
0,915 |
0,121 |
|
0,868 |
0,152 |
|
|
Años en España |
1,075 |
0,017 |
*** |
1,078 |
0,027 |
*** |
0,990 |
0,014 |
|
0,763 |
0,017 |
*** |
|
|
Edad a la llegada |
16-24 |
1,231 |
0,148 |
- |
1,211 |
0,234 |
|
1,196 |
0,124 |
1,263 |
0,183 |
|
|
|
25-34 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
35 o más |
0,699 |
0,097 |
*** |
0,625 |
0,153 |
* |
0,831 |
0,101 |
|
1,361 |
0,208 |
* |
|
|
Nivel de estudios |
Primaria o menos |
0,566 |
0,083 |
*** |
0,613 |
0,142 |
* |
0,998 |
0,107 |
|
1,299 |
0,181 |
|
|
Secundaria |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Superior |
1,130 |
0,130 |
|
0,828 |
0,163 |
|
0,742 |
0,081 |
** |
1,025 |
0,148 |
|
|
Nacionalidad española |
Sí (No) |
1,325 |
0,187 |
* |
1,095 |
0,260 |
|
1,483 |
0,189 |
** |
0,978 |
0,208 |
|
|
Motivos económicos |
Sí (No) |
0,938 |
0,102 |
|
0,802 |
0,141 |
|
0,793 |
0,073 |
** |
0,265 |
0,034 |
*** |
|
Motivos familiares |
Sí (No) |
0,905 |
0,105 |
|
1,088 |
0,197 |
|
1,115 |
0,105 |
|
1,600 |
0,190 |
*** |
|
Situación laboral en origen |
Empleado |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
Desempleados |
1,080 |
0,160 |
|
1,061 |
0,265 |
|
1,128 |
0,147 |
|
1,471 |
0,305 |
||
|
Estudiar |
0,759 |
0,113 |
0,891 |
0,206 |
|
1,084 |
0,133 |
|
1,421 |
0,235 |
* |
||
|
Tareas domésticas |
0,697 |
0,124 |
* |
0,902 |
0,245 |
|
0,927 |
0,123 |
|
2,661 |
0,394 |
*** |
|
|
Probabilidad asociada al sexo en un modelo (no mostrado) con toda la muestra |
0,891 |
0,061 |
0,987 |
0,114 |
|
2,634 |
0,195 |
*** |
4,638 |
0,591 |
*** |
||
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|
|||
|
|
Const. |
0,214 |
0,040 |
|
0,056 |
0,017 |
*** |
0,365 |
0,059 |
*** |
0,574 |
0,125 |
* |
|
Nºde observaciones |
4,576 |
||||||||||||
|
|
R2 |
0,125 |
|
|
|
|
|
|
|
|
|
||
Leyenda significatividad: • p<0,1; * p<0,05; ** p<0,01; *** p<0,001
Notas: Categorías de referencia entre paréntesis. Variables de Control: región de origen y situación laboral en origen antes de migrar.
Fuente: elaboración propia a partir de ENI-2007.
5. Conclusiones y discusión
Los hallazgos de este estudio revelan una estrecha interrelación entre la trayectoria familiar y la trayectoria laboral. Tener hijos después del proceso migratorio está fuertemente correlacionado con la participación de los hombres en el mercado laboral y con la no participación o el abandono de la actividad laboral entre las mujeres. Estos resultados, corroboran la primera hipótesis planteada y parecen indicar la existencia de un modelo familiar tradicional entre la población migrante de la primera oleada inmigratoria, con una clara división de tareas y responsabilidades en función del sexo: el principal sustentador económico del hogar es el hombre, mientras que la principal función de la mujer sería la de criar a los hijos. El aumento de las responsabilidades familiares, en cuanto al número de hijos, hace menos probable que el hombre no tenga trabajo, mientras que dificulta la participación laboral de la mujer. En relación con este último aspecto, hay que tener en cuenta que el periodo estudiado se caracteriza por una ausencia de medidas en el mercado laboral español que permitieran a la mujer compaginar la vida familiar y laboral (Esping-Andersen, 1999; Jurado y Bueno, 2019), así como su escaso nivel educativo y la falta de experiencia laboral, que restringen sus oportunidades laborales, tal y como se plantea en la literatura revisada. En este sentido, la falta de medidas de conciliación lleva a que sean las trayectorias laborales que suponen la salida de mercado de trabajo o la no participación las que favorecen tener hijos, corroborando nuestra tercera hipótesis.
El modelo de organización familiar y la maternidad se pone fácilmente de manifiesto cuando se observa la relación entre el estado civil y la participación laboral: los hombres solteros tienen mayores probabilidades de dejar o permanecer sin empleo; mientras que las mujeres solteras tienen mayores probabilidades de seguir trabajando incluso después de tener hijos, porque en ese caso pueden tener que asumir el papel de sostén de la familia. Por lo tanto, en el caso de una mujer, la no presencia de una pareja le permite o le “obliga” a trabajar y, en cierta medida, la “libera” de tener que dedicarse a su familia.
En segundo lugar, cabe destacar que no existe relación alguna entre la movilidad en el mercado laboral y los procesos de formación familiar en el hombre, lo que contradice la segunda hipótesis: la movilidad dentro del propio mercado laboral, en sentido ascendente o descendente, o la inmovilidad, no afectan al proceso de formación familiar, y el aumento del tamaño de la familia tampoco tiene un impacto positivo o negativo en la movilidad laboral. Este resultado confirma lo que otros estudiosos han mostrado sobre la interferencia entre la formación de la familia y el empleo (Matysiak y Vignoli, 2008; Kreyenfeld y Andersson, 2014): solamente trabajar o no tiene un efecto significativo en la formación familiar, no las oportunidades de desarrollo profesional posterior o la movilidad laboral. En este sentido, las peculiaridades del mercado español previo a la crisis de 2008 en general, y en lo que respecta a la población migrante en particular, como son su importante segmentación, el gran tamaño del segmento secundario y la escasa movilidad entre sectores y ocupaciones (Bernardi y Garrido, 2008; Simón et al, 2014; Fernández-Macías et al., 2015), aunque facilitaron la incorporación laboral dificultaron al mismo tiempo el proceso de integración de la población inmigrante en la sociedad receptora. Los inmigrantes encuentran empleo mayoritariamente en determinados nichos de mercado específicos (principalmente el sector de la construcción para los hombres y el servicio doméstico para las mujeres), en los que la movilidad es escasa (Grande et al., 2016). Además, esta movilidad no suele implicar mayores salarios ni mejores condiciones laborales, dada la elevada irregularidad que conlleva (Fernández-Macías et al., 2015). En otras palabras, la movilidad laboral del hombre migrante no conlleva una mejor o peor situación familiar que pueda repercutir en el proceso de formación de las familias migrantes como postulábamos en nuestra segunda hipótesis. De nuevo, es necesario desde el punto de vista de la integración medidas que faciliten la movilidad laboral ascendente, tanto para facilitar la salida del segmento secundario del mercado de trabajo, como para mejorar su integración.
La peculiar naturaleza del mercado laboral en el que se desenvolvieron los inmigrantes de la primera oleada inmigratoria de principios de siglo XXI en España queda demostrada además por el impacto casi nulo que tiene la educación en la trayectoria laboral, así como cualquier experiencia laboral previa al proceso migratorio, lo que evidencia una escasa transferibilidad del capital humano (Friedberg, 2000). Además, la duración de la estancia, que muchos estudios han señalado como un factor clave para mejorar la integración laboral de los inmigrantes (Chiswick, 2005), tiene un efecto desigual: el único impacto claro que tiene es el de reducir las posibilidades de no haber trabajado, pero tiene un efecto similar (pequeño) tanto en la movilidad laboral ascendente como en la descendente.
En tercer lugar, respecto al impacto de la paternidad en las trayectorias laborales de los migrantes, las hipótesis 4 y 5, los resultados confirman parcialmente nuestras hipótesis, reafirmando las dinámicas previamente señaladas. Para los hombres migrantes, la paternidad, y el consiguiente aumento de las responsabilidades familiares, disminuye la probabilidad de abandonar el empleo, aunque no incrementa la probabilidad de movilidad ascendente, como se planteaba en la cuarta hipótesis. Esta ausencia de una relación significativa entre la movilidad laboral de los hombres migrantes y el proceso de formación familiar puede atribuirse a su predominancia en el mercado de trabajo secundario, donde la movilidad no se traduce en mejoras económicas sustanciales. En el caso de las mujeres migrantes, la maternidad incrementa notablemente la probabilidad de abandonar el empleo o de no haber trabajado nunca, lo cual corrobora la quinta hipótesis y evidencia la persistencia de un modelo familiar tradicional.
Los resultados de las distintas interferencias que se producen entre la trayectoria laboral y el proceso de formación de la familia entre los inmigrantes son coherentes con sus modelos familiares tradicionales. No obstante, el hecho de que futuros estudios puedan aportar información adicional sobre la situación laboral de la pareja puede permitir profundizar no sólo en las interferencias individuales, sino también en las posibles estrategias familiares para compaginar familia y trabajo. En el escenario actual ─en el que convive una gran segunda gran oleada de llegada de inmigrantes (tras el freno primero de la crisis económica entre 2008 y 2016, y después puntualmente de la pandemia de COVID-19 en 2020) junto con la consolidación de la población inmigrante y la cada vez más importantes segunda generaciones de inmigrantes─ sería muy pertinente analizar las interferencias entre las trayectorias laborales y familiares desde la perspectiva de las estrategias familiares y las pautas de segregación laboral y residencial. Por último, disponer de historias laborales completas permitiría medir con mucha mayor precisión el efecto que los cambios en la situación laboral tienen sobre la formación de las familias, así como el efecto a corto y medio plazo que el nacimiento de un hijo tiene sobre las trayectorias laborales.
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1 Este trabajo es parte del proyecto de I+D+i “Análisis de la muy baja fecundidad a través de las transiciones vitales: emancipación, formación de pareja y trayectoria laboral” (Referencia: PID2021-123875NB-I00) financiado por Ministerio de Ciencia e Innovación (MCIN/ AEI /10.13039/501100011033/) y por FEDER Una manera de hacer Europa Proy.
2 En este punto hay que aclarar que carecemos de datos para identificar los proyectos migratorios y el país de origen del migrante, factores relevantes en el estudio de la interacción entre fecundidad y empleo.
3 Para más detalles sobre la construcción de la movilidad ocupacional véase el trabajo de Fernández-Macías et al. (2015).
4 Es posible que a lo largo del período de estancia, y entre el primer empleo y el empleo actual, haya habido otras situaciones laborales y otros cambios de escala.
AREAS Revista Internacional de Ciencias Sociales, 48/2025 “Migraciones y reproducción social”, pp. 165-184. DOI: https://doi.org/10.6018/areas.630431